Miro tu imagen, sonriendo, feliz, y una mueca de lo que
podría ser una sonrisa se asoma en mis labios.
¿Cuál es el poder que tienes sobre mí?
No lo sé, y lo más probable es que nunca lo sabré.
Simplemente no puedo estar triste si te estoy mirando.
Y a veces, sinceramente te odio por eso.
Es tan injusto.
A veces necesito sentir tristeza, ¿sabes?
Es parte de todo aprendizaje y sin embargo siempre
estás tú ahí, en mis paredes, sonriéndome con esa dulzura
que sólo he visto en una persona; tú.
Esa dulzura que me hace olvidar por un segundo, aunque sea sólo uno,
que tengo una vida y que ésta apesta.
Eres como una droga, ¿sabes porqué lo eres?
Porque me haces pensar en que todo está bien.
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