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viernes, 26 de marzo de 2010

El cielo no entiende de despedidas.

10 de enero del 2010; la despedida.
De casi 3 meses con ella sólo la había visto en persona 7 veces, aquellos días que estuvo en Canarias.
Ese día tenía que volver a Madrid, y no he escrito aquí todos los días que pasé con ella, sólo los más especiales; cuando por primera vez la vi y cuando la volví a perder.Pues aquí va ese día, cuando la perdí. Cuando desde ese último día en verla y el primero en dedicarle una despedida tenía que volver a escribir como hacía cada día para sentirme más cerca de ella, mientras ella estaba en Madrid y yo en Canarias. Pero dedicarle líneas era la manera perfecta para verla, para llegar a notar cada una de sus sonrisas.
Como llevaba haciendo toda la semana cogí el autobús para ir a verla, ese día era hermoso, cuando ya estaba llegando a Maspalomas donde estaba ella, mirando por la ventana se veía todo cubierto de luces, hoteles... Llevaba unos nervios en el cuerpo de la cual me entró un poco de ansiedad, sabía que ese día iba a ser muy duro.
Llegué y bajé del autobús, me puse a esperarla enfrente de un hotel, y cuando me di la vuelta la vi viniendo por el paso de peatón, tan bella como nunca antes la había visto, vino hacia a mi y me agarró de la cara y me besó. Con fuerza la abracé, si no la siento a centímetros de mí ya la extraño.
Me agarró la mano y nos recorrimos todo, mirando lo bonita que estaba la noche, pero no le dirigí la palabra por el camino, casi ni la hablaba, me decía algo y la contestaba casi sin decir nada más, y me dijo que no estuviese así, que aprovecháramos el último día juntas.
Volvimos a nuestra playa, esa noche hacía más frío que nunca, e hicimos una pequeña montaña de hamacas para que nos tapara del viento, y nos tumbamos en otra hamaca que había detrás, y así nos tumbamos, ella sobre mí hasta quitarme el frío por completo.
Me saqué del bolso una carta que le había hecho en mi casa, para que se la llevara de recuerdo y la leyera, pero la leyó enfrente mía.
Antes de terminar de leer el quinto párrafo ya tenía las lágrimas resbalando su dulce cara, yo sonreía porque era tan tan hermosa...
Dejó la carta y me dijo que era preciosa, que sería difícil irse porque quería quedarse aquí conmigo para siempre.
Empezó a acariciarme el pelo, tocarme la cara y besarme tan suave que sentía sus labios de una forma casi inexistente sobre los míos, sus manos cada vez las sentía más cerca de mi cuerpo, hasta que empezó a desnudarme y así empezó todo, una escena que sólo se deriva al tacto de dos cuerpos en uno solo.
Me fijé en sus ojos y le brillaban de una forma inexplicable, nunca antes he visto un brillo así.
Sonó la canción de Stand by me, casualidad que fuera una de mis preferidas, pero eso hizo que la noche fuera aún más especial y hermosa de lo que ya estaba siendo.
En cada caricia posaba la palabra te quiero, no dejaba de repetírmelo una y otra vez, es la primera persona y la última que me ha hecho sentir en 7 días lo que nadie en toda mi vida.
Me entró frío y nos tumbamos una al lado de la otra, cambiando de postura. Ella me arropó con su chaqueta y la mía, y nos pusimos a contemplar el cielo tan lleno de estrellas, que seguro que entre ellas estaba escondida aquella a la que tantas noches pedí que este sueño que me estaba tocando vivir no se terminara nunca.
No se como en ese momento se me saltaron las lágrimas, fue al notar su cara pegada a la mía, ella notó que estaba llorando y se acomodó para preguntarme que me pasaba, aunque era una tontería preguntar sabiendo el porqué...
Seguía llorando, nunca antes había llorado de tal manera, sentía un vacío en mi interior que sólo ella estaba llenando con tan sólo sonreírme, un abrazo suyo me llegaba hasta donde nunca antes ha llegado nadie, y sí, ella ha sido la única persona con la que he experimentado el sentido de la vida.
Jamás he sabido lo que era un abrazo de no ser por ella, un beso de no ser por sus labios, una caricia de no ser por sus palabras... Una persona de no ser por su existencia.
No podía hablar, la boca se me abría y no salía disparada ninguna palabra, era imposible hablarle.
Me abrazó tan fuerte tan fuerte que me hizo llorar más aun, sentía su fuerza apretando mi cuerpo, y cuando por fin pude hablar fue para decirle:


- Se me hará muy difícil estar sin ti después de haberte visto, es que... Te quiero tanto.


No se en cuantas milésimas de segundos a ella también se le saltaron las lágrimas, lloramos las dos pero de forma distinta, ella había llorado delante mía todos los días que había ido a verla, y en vez de decir que la veía estúpida sólo puedo decir que era la imagen más tierna y hermosa que jamás he admirado.


- Te amo.


Fue lo último que pude decirle, volvieron a existir los besos, hasta olvidarme de que estaba llorando, me sentía tan extraña besando a una mujer que llegaba a hacerse fascinante, ha notar todo con ella y que cada caricia de sus manos sobre mi cuerpo las sintiera de una forma incalculable, no podía contarse el deseo que sentía de tenerla cada minuto hasta horas enfrente de mi.


Es que... yo quiero quedarme aquí...- me dijo.
- Pero Irene, allí tienes a tus amigos, tu gente, no puedes dejarlas a ellas por estar aquí conmigo.- Le dije yo.
-Ya... pero el cariño que me das tú no me lo da nadie.


Fue lo más real que me han dicho nunca, fue inevitable que me brillaran los ojos y besarla de nuevo, como si se tratase del primer beso, solo que ese sería más especial, sería el último hasta pasado los 4 meses que nos quedaban para vernos de nuevo.
Le acaricié la cara, el pelo por el cual sentía devoción, me fijaba en sus ojos... Esa cara que yo tenía enfrente de la mía era tan difícil y complicada de olvidar...
Todo lo que estoy pasando es de película, nunca antes me había mirado al espejo y verme una sonrisa tan verdadera, siempre antes escondía lo infeliz que estaba. ¿Por qué? Porque por más que buscaba a la persona perfecta no encontraba a Irene.
De estar todos los días horas y horas escribiendo textos, versos y canciones por ella a tenerla enfrente y poder describírselos en persona... y volver a la misma rutina de antes. Se marchaba, y volvía a escribir, escribiendo desato una gran parte de mi, y ella era la cadena que más atada llevaba al cuerpo.
Después de horas tumbadas llegó el momento, teníamos que irnos.
Nos fuimos de la playa, y por el camino fuimos tan agarradas. Ella no se daba cuenta, pero yo hacía aposta andar lento, como que no podía andar con los tacones, pero era para tener mis últimos minutos con ella y que duraran más.
Fuimos mirando por última vez las calles por las cuales nos perdíamos, los caminos, las esquinas donde me cobijaba para abrazarme... De la playa nos despedimos.
Nos faltaba poco camino para llegar al hotel, y me dio la vuelta y pegó su pecho contra el mio, de forma que íbamos andando por la calle abrazadas pero de frente, y se nos quedaban mirando por la calle, pero me gustaba estar así, era con ella.
Hasta que se pasó rápido el momento y estábamos enfrente de la puerta de su hotel, en el aparcamiento.
Y nos pusimos en un coche y nos abrazamos otra vez, era el último día que la vería... Imposible.
Le dije que no la olvidaría, ella no dejaba de decirme cosas preciosas y en fin...
Mi último beso. Mi último abrazo. Mi último te quiero. Mi última mirada. Mi primera despedida.
La sentí lo más fuerte que pude y lloré de nuevo, la vi alejarse... Se iba alejando de mi cada vez centímetros más lejos, apenas dos pasos y la estaba echando en falta, puse mi mano en alto para detenerla y corrí hacia a ella y la agarré para abrazarla y besarla otra vez. Ese beso fue tan bello que podría dar la vuelta entera al mundo.
Ahí si que me separé, sentía como si me elevara del suelo, pero no. Era que me estaba separando de ella.
Empecé a andar por un callejón, mientras dándome la vuelta para volver a verla de espaldas y allí estaba, subiendo las escaleras, sería la última vez que la vería bajar de ellas.
Se detuvo y se dio la vuelta y vio que la estaba mirando, sonrió a lo lejos y me dijo te amo. También se lo dije yo, y seguí mi camino... Llorando cuesta abajo, llorando por ese callejón oscuro por el que volveré a pasar algún día para acordarme de las veces que he pasado por allí con ella.
De camino para casa recibí un mensaje al móvil, era ella. Volviéndose a despedir de mí diciendo que 5 minutos sin verme y ya me echaba de menos.


Desde esa noche, esa playa, esa despedida y ese último adiós...
Fue la última vez que la vi.
Pero en la arena de la playa pude escribirle mi último escrito con mi primera despedida.

miércoles, 24 de marzo de 2010

4-01-10 Por fin la he visto

Cuantas veces habré mirado al cielo durante segundos, ya que las lágrimas han brotado de mis ojos. Dejando al descubierto el dolor de esta lucha, una batalla de la cual se me hace cada vez más difícil levantarme, es la distancia, que siempre está presente en mis textos, mis recuerdos, entre ella y yo.
Despierto cada día con la esperanza de que algún día mire a mi lado y amanezca el día junto a ella, soñar con que me asomo a la ventana y esperándome esté, volver a andar de la mano por la playa que una vez nos unió por completo.

Era un 4 de Enero del 2010, el mágico día en que por fin la vería en persona por primera vez. Me llamo horas antes, comunicándome que estaba ya en Gran Canaria, colgué y cogí el autobús. Mientras miraba por la ventana lo bonito que sería pasar por allí con ella, mostrarle sitios de los cuales nunca se olvide que ahí estuvo conmigo.
Llegué hasta donde estaba ella esperándome, pero no la veía. Me llamó al teléfono y me indicaba por donde estaba, mientras andaba mirando inquietamente si la encontraba seguía sin verla...
Hasta que allí fue donde la vi. En aquella acera, enfrente de mi.
¿Era real esa imagen?
Lo fue. Me acerqué a ella con las manos en la cara, no podía llorar porque la ilusión corría sobre mi, no quería llorar, sólo sonreír como nunca antes.
Me abrazó y la sentí. El primer abrazo que tuve en toda mi vida, nunca tuve uno tan real, lo dejé como el primero.
Andábamos y yo no dejaba de mirarla, intenté que no se diera cuenta y me dijo:
-Soy real, no tienes porque mirarme así.
Más que real fue la imagen más bella que he visualizado en toda mi vida.
Me quiso llevar a la playa, y allí fuimos, íbamos hablando por el camino, pero de una forma extraña, como si nos viésemos todos los días, pero por dentro sentíamos lo mismo, que ese día fue único.
Quien me diría a mi que la vería en persona dos meses después de estar con ella, cuando el 11 de Octubre del 2009 empezamos y nos vimos en Enero.
Esa fecha que jamás en la vida se me podrá borrar, es inevitable no recordarla cada día a cada momento y segundo.
Llegamos a la playa y nos sentamos, enfrente. Sentí el frío de la brisa, pero ella al mirarme me dio todo ese calor humano que necesitaba.
Sobre la arena se me acercó y me pidió que la besara, pero dejé que lo hiciera ella. Noté el tacto de sus labios sobre los míos, sus manos acariciaron mi pelo de la forma más bonita del mundo, nunca he sentido de tal forma una caricia.

Me tumbó sobre la arena y la noté sobre mi, deseaba tanto besarla que no podía separarme de sus labios, era una atracción incalculable.
No se de que forma me besó como para todavía llevar esa sensación grabada en mi piel, sus caricias aun las llevo en mi...
Sé que las siento más ahora que las echo en falta que aquel día que las tuve sobre mi.

Aun se me hace tan raro pensar que la he besado, que la he abrazado... Como si no hubiese pasado y a la vez grabado en mi cabeza, saber que la he tenido frente a mi, que ha llorado delante de mis ojos...
Era tan hermosa, tan bella que no se como explicar con palabras lo que sentí en ese momento, ahora escribiendo este recuerdo estoy llorando... Por eso siempre recordar es tan bonito.
Cuando íbamos andando por la calle y me frenaba para abrazarme y pegarme en cualquier pared y volver a sentirla, me decía tantas veces te quiero, yo le repetía que la amaba, me demostró en 7 días lo que nunca nadie en años.
¿Para qué perder el tiempo en alguien que puedo tener a cualquier hora cuando ahora tengo en mi vida a una persona que la tendré por siempre?
Aunque ella piense algún día de que esto acabará le quitaré ese pensamiento de la cabeza, porque sé y estoy segura de que no encontrará absolutamente a nadie que la ame, la valore, y la necesite para vivir tanto como yo.


Ya la tengo que querer con devoción para estar con alguien a quien casi ni veo, pero así es la realidad...
Ella es mi realidad más cercana.

domingo, 21 de marzo de 2010

El significado de amar.

Cuantas veces nos hemos preguntado que es el amor, que se siente, que significa...
Nunca pensé que sería yo quien tuviese la respuesta, y que la respuesta tan sólo fuera un nombre: Irene.
Ella es amar, ella es lo que se siente, ella es el significado.
La conocí un día de Septiembre, enfrente de la pantalla del ordenador, poco a poco nos fuimos conociendo hasta yo enamorarme por completo, y soy testigo de que a pesar de no haber mirado a los ojos a una persona puedes llegar a sentirla cerca, unida a ti de forma increíble.
Pasaban días y las horas caían sobre mi, siempre le agradeceré que me ha devuelto a la vida, sólo vivía por vivir, no tenia propósitos ninguno hasta que ella llegó. Cambio todo mi presente por la experiencia más bella y jamás vivida que haya podido tener nunca.
El 11 de Octubre empezamos a salir, a distancia, sí. Pero estaba con ella y sería para siempre.
Me mataban las ganas de abrazarla, decirle que la quería, pero no podía. Una gran barrera no lo impedía.
Tras unos largos meses de desesperación que deseábamos vernos y no podíamos...
Llegó el día. Vino a Canarias.
Cuando recibí su llamada de que ya estaba aquí cogí el autobús y miraba hacia la ventana.
Cada aire intenso que respiraba sería un olor nuevo que compartiría con ella, sí.. La iba a tener frente a mi.
Andando, paso a paso... Y allí estaba. La vi pisando mi mismo suelo, estaba tan sólo a centímetros de mi.
Corrí hacia ella y la abracé, pero ella me transmitió con tan sólo ese gesto algo que nunca antes había sentido.
7 cortos pero perfectos días que estuve con ella, a su lado, sintiéndola.
La playa fue testigo de nuestro primer beso, de nuestro primer gesto. Nuestra primera mirada.
No se como hizo para hacerme la persona más feliz del mundo, soy egoísta por tener más felicidad que nadie en todo el mundo, pero es irremediable... La felicidad me la regala ella.